El fin de semana pasado era una fecha especial para mí. Pablo Luque, un DJ español de techno, residente de Club4, un famoso club de Barcelona, venía a Guatemala a una fiesta de lanzamiento del nuevo concepto de Radio Saturn, una radio a la que le tengo mucho aprecio por ser de uno de mis amigos más cercanos y por haber trabajado ahí unos meses el año pasado – incluso aún colaboro cuando me lo piden-. La noche pintaba para ser fantástica.
Como la mayoría de eventos grandes los últimos meses, sería en The Palms. Llegué al venue con todas las ganas de enfiestarme, puesto que últimamente he estado más tranquilo en ese sentido. En cuanto entré me pedí un gin tonic cargado y fui directo al dancefloor a escuchar el set de Roberto Ruano, otro amigo mío muy querido. Eran aproximadamente las 11 de la noche y sorprendentemente, The Palms estaba vacío. Pasaron las horas y la gente no llegaba, por lo que se sentía un ambiente un poco tenso.
Al ver que no iba a llegar gente, los organizadores del evento decidieron hablar con la gente de Conga, la otra fiesta que había el mismo día. En esa fiesta se presentaría Kevin Knapp, un DJ estadounidense de renombre, con lanzamientos en labels de talla mundial como Hot Creations y Crosstown Rebels. Así que nos fuimos para allá junto con el equipo de Radio Saturn y Pablo Luque, que tocaría luego de Kevin.

Al llegar me sorprendí bastante. Una organización óptima, buen sonido, decoración acorde a la temática de la fiesta y mucha gente bailando en el dancefloor. Kevin estaba tocando excelente, se notaba que estaba conectado con la gente, pues bailaba sin parar y estaba tocando con una gran sonrisa en su rostro.
Avanzaba la noche y miraba a la gente cada vez más conectada con el set de Kevin, se sentía una vibra increíble en todo el dancefloor y por un momento me sentí de regreso en el 2015, año que a mi parecer, ha sido el mejor si hablamos de fiestas. No hablo musicalmente, me refiero más a la armonía entre las personas, la unión entre todos y sin disputas de poderes e influencias.
Luego del tremendo set de Kevin, era el turno de Pablo. Rápidamente el tono subió, el ambiente se oscureció un poco (en el buen sentido), ya era un verdadero after. A eso de las 3 am todavía había bastante gente, aún bailando y con todas las energías; como si la música de Pablo les hubiera dado un segundo aire.

No puedo hablar por todas las personas, pero yo personalmente me gocé el evento desde que llegué hasta que me fui. La organización estuvo excelente, el ambiente no pudo estar mejor, la música no digamos… En fin, fue una fiesta para el recuerdo y no me queda más que felicitar públicamente a los organizadores de Conga, tanto por incluir a Pablo en la fiesta, así como por organizar una fiesta de puta madre. Espero que esto solo desencadene una serie de fiestas aún mejores y que la buena música siga.
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